La romería de Nosa Señora da Barca, en Muxía, es una de las más importantes y de mayor tradición de Galicia. La Santa no protege contra ningún mal en concreto, sino que debe su popularidad a que concede todo aquel favor que le sea solicitado con fe. Este año, las fiestas tendrán lugar del 8 al 11 de Septiembre. Fiesta declarada de Interés Turístico Nacional.
Cuenta la leyenda que cuando Santiago predicaba el evangelio por estas tierras, en un momento de desolación debido al poco éxito logrado en su predicación, recibió la visita de la Virgen sobre una barca de piedra en la que remaban ángeles, lo que le infundió ánimos para que el apóstol continuase con su labor evangelizadora. Como prueba de su aparición, la barca de la Virgen quedó plasmada en las rocas. Con posterioridad se descubrió la imagen de la Virgen bajo el timón de la barca y se procedió a su traslado a la iglesia parroquial pero, de forma inexplicable, volvió a aparecer en su lugar original. Ante este milagroso hecho, los habitantes de Muxía decidieron construir un santuario para honrar a la Virgen.
Esta romería es tan antigua como la fundación de su primera capilla, que tuvo lugar hacia los siglos XI o XII, y está declarada de interés turístico nacional. Se celebra durante el segundo fin de semana del mes de septiembre, siendo el domingo el momento culminante de la celebración con una procesión que recorre varias calles de Muxía, camino de la iglesia de Santa María, donde se acoge a la Virgen hasta el día siguiente.
En los alrededores de este santuario situado junto al mar se encuentran las rocas usadas en un rito de culto pagano y que luego fue cristianizado: son a pedra de abalar, a pedra dos cadrís y a pedra dos namorados. Este culto a las piedras, muy habitual en Galicia, probablemente deba su origen a la época prerrománica y según parece su cristianización se debe a los monjes de Muxía.
«A Pedra dos Cadrís» es de visita indispensable para todos aquellos que padezcan problemas reumáticos, para lo cual han de pasar por debajo de ella nueve veces. Según la leyenda mariano-jacobea se trataría de la vela de la barca en la que se apareció la Virgen.
«A Pedra de Abalar» produce al moverse un sonido misterioso. La tradición popular le atribuye multitud de poderes. El sonido sólo se produce en caso de inocencia ante una acusación, virginidad o infidelidad.
También se cuenta que la piedra emite su sonido por sí sola como aviso de un naufragio o alguna otra desgracia.
«A Pedra dos Namorados» es la única de las piedras de A Barca cuya tradición no se relaciona con la leyenda mariana. Tiene forma de asiento con un gran respaldo en el cual las parejas se prometen amor y fidelidad.