Situado a lo largo de los lugares de Gures y Ameixenda, se encuentra uno de los pocos espacios naturales conservados; el Monte de Banle. Se trata de un paisaje prácticamente virgen, con una amplia extensión protegida por la Red Natura.
Este escenario es cuna de multitud de manantiales y pozos de agua que dan vida a un ecosistema que se está extinguiendo en la Unión Europea, caracterizado por una extensa muestra de fauna y flora autóctonas. En este territorio conviven caballos, vacas y corzos entre otros animales. Asimismo, es sobrevolado por alondras y águilas.
Además, el reciente descubrimiento de yacimientos rupestres encontrados en su seno, convirtió a Banle en una localización clave para la investigación de las antiguas civilizaciones que habitaron el lugar.