Caminando entre túmulos
Caminando por un prado, vemos en una plantación de árboles la imponente silueta de un túmulo de tierra de 20 metros de diámetro y 1,5 metros de altura que alberga el Arca do Rabós. La “mámoa” se encuentra parcialmente destruida en el lado norte, justo en el límite con la parcela vecina, pero este daño permitió comprobar la existencia de una coraza de piedra que la cubría originalmente.
En el centro del túmulo, una depresión provocada por buscadores de tesoros deja al descubierto los restos de un dolmen con cámara poligonal y un corredor orientado al sureste. El dolmen está bastante alterado pero conserva al menos tres losas del corredor, dos de la cámara y la tapa de cubrición parcialmente rota. En la rotura de la tapa se aprecian marcas de cuñas, que nos hablan de la existencia de antiguos trabajos de cantería para la extracción de piedra. Algunos autores también señalan la posibilidad de existencia de grabados en una de las losas del corredor.
El monumento no está solo, ya que forma parte de un conjunto de túmulos enorme, la necrópolis de Chan do Cabral, que junto con la del Embalse de A Fervenza hacen de esta zona uno de los lugares con mayor concentración de túmulos de Costa da Morte. Sin ir más lejos, puedes ver otra “mámoa” justo al otro lado de la carretera en frente a la finca de la Arca do Rabós.