Cabo principal de Bergantiños junto al cabo Santo Hadrián y el cabo Nariga.
La punta Roncudo debe su nombre al eco que produce el sonido del mar Atlántico en la costa de este promontorio.
El Faro Roncudo alerta constantemente al tráfico marítimo de A Costa da Morte de la proximidad y peligro de este mar, cementerio tradicional de barcos naufragados. Las cruces levantadas en el cabo recuerdan también la vida de los marineros y mariscadores ahogados o desaparecidos en este océano infinito.
Es un lugar idóneo para contemplar el paso de aves marineras, o migratorias, viajeras, entre las que cabe citar la gaviota y el cuervo marino.
También es famoso por sus percebes, que crecen sobre las rocas batidas por las olas.
En estas inquietas aguas hay que conocer las mareas antes de hacerse al mar. La luna y el estado del mar rigen el destino de los percebes y de los “percebeiros”.
Son muchas personas las que perdieron la vida realizando esta labor, traicionados por el mar.
Aquí las mareas pueden tener oscilaciones de más de cuatro metros, y es entonces, durante las mareas más bajas, y si el mar lo permite, cuando se descubre el percebe antes oculto bajo la espuma de las olas.