El ayuntamiento de Mazaricos realiza una propuesta de rutas para conocer cinco cascadas en el entorno de las cuales han realizado un destacado trabajo para habilitar los accesos y facilitar la visita y disfrute de estos espectaculares saltos de agua.
Esta ruta se basa en un elemento fundamental de la idiosincrasia de Mazaricos, el agua. El agua de los embalses, el agua del mar que podemos ver desde el alto de los montes de la Ruña y sobre todo el agua de los ríos que terminan en espectaculares cascadas. Estas cascadas conforman la ruta que proponemos y que identificaremos con los postes de madera tallados que encontramos en las proximidades de cada una.
La ruta se inicia con el camino a la primera cascada, Vioxo-Chacín. Durante los meses de más caudal tiene una caída espectacular, de 10 metros, gracias al agua que proviene del Rego do Casteliño. La percepción de aromas, colores y elementos naturales es intensa y difícil de describir.
La segunda parada está en la cascada de Santa Locaia, que toma su nombre de la ermita situada a escasos metros. Un rincón absolutamente único conocido por los lugareños como «O Pozo das Campanas», denominación que esconde una hermosa leyenda. Dicen que unos asaltantes llegaron hasta la capilla de Santa Locaia con la intención de robar su campana, cosa que hicieron. En su huida por el penumbroso y accidentado robledal intentaron cruzar el río «Vao de Denonciña» saltando a la otra orilla con la campana a cuestas, pero a causa del espeso musgo que lo cubría todo resbalaron y ésta les cayó al agua. Esta caída provocó milagrosamente el tremendo desplome del terreno que dio lugar a este precioso entorno en el que se funden la fuerza de la vegetación autóctona, la poderosa potencia de la cascada y el misterio de las aguas subterráneas que fluyen desde el agujero, el “burato”, que le da nombre.
La tercera cascada objeto de esta ruta es la de Gosolfre, con un recorrido a pie más complejo y difícil, por lo que necesitaremos más tiempo. Ya en este entorno, nos encontramos con una pronunciada pendiente cubierta de exuberante y frondosa vegetación autóctona donde los robles son la especie principal. En el medio de ese espectáculo vegetal encontramos, con una pronunciada caída, la Cascada de Gosolfre. Una cascada que podemos contemplar desde dos ángulos, tanto en la parte superior donde un pequeño arroyo se precipita por la pendiente creando la cascada, como en el punto más bajo donde rompe y el agua recupera la horizontalidad.
De ahí, debemos trasladarnos a la cascada de Noveira. Esta cascada es espectacular, ya que además de la intervención imprescindible del agua, la piedra juega un gran protagonismo. Una piedra en lenta pero continua transformación debido a las poderosas corrientes que la van esculpiendo. Las “pozas” que aparecen son idóneas para el baño en verano, cuando el caudal del río es menor.
La última cascada de esta ruta es la de Fírvado, donde la unión de dos ríos rodeados de vegetación hace un auténtico paraíso de cascadas y pozos. Pozos como el llamado “Pozo Negro” donde, según cuenta la leyenda, el día de San Juan, antes del amanecer, una gran “grade” de oro, emerge de sus profundidades. Un lugar donde podremos realizar fotos para presumir en las redes sociales tanto en el original banco como en las pasarelas de madera.
Estamos ante una propuesta para conocer los paisajes fluviales del interior de A Costa da Morte unida al disfrute de su gastronomía: pulpo á feira, zamburiñas a la plancha, chuletón, carne a la piedra o bacalao, que son algunos de los platos de la carta de los restaurantes de Mazaricos.
Para conocer los detalles de las diferentes rutas de acceso a las cascadas podemos consultar la página del ayuntamiento de Mazaricos. http://www.mazaricos.gal/turismo/ruta-fervenzas/