Donde la “moura” perdió el huso
El Fuso da Moura es una piedra cargada de tradiciones ancestrales. Según cuentan, a ella se llevaba el ganado enfermo para ser curado por sus propiedades mágicas. Por la noche, cuando nadie los veía, los campesinos iban con sus vacas u ovejas y daban vueltas alrededor de la piedra. Luego, cuando bajaban del monte, tenían que romper una vasija de barro, que no se hubiese utilizado antes, en un lugar con cruce y cruceiro. En ese lugar quedaba depositado el meigallo.
Se trata de una “pedrafita” (menhir) con una peculiar forma de huso, que probablemente dio origen a su nombre y al del entorno donde se ubica. Aunque su origen no está claro, el hecho de que esté muy cerca de la necrópolis de Fuso da Moura, donde se conocen varios túmulos, sugiere que pudo haber funcionado en la prehistoria como hito señalizador o anunciador de los enterramientos.
Ya en época histórica parece que tuvo una función de límite entre las parroquias de Niñóns (Ponteceso) y Mens (Malpica). Este papel delimitador de los menhires es muy común en Galicia, ya que son piedras muy singulares y visibles en el paisaje.