La tumba del legendario Brandomil
Arca da Piosa tiene el privilegio de haber sido cantada por el bardo de Bergantiños Eduardo Pondal. El autor, en su poema «Á hora en que o doce luceiro», incluido en «Queixumes dos Pinos» (1886), habla del dolmen como la tumba del mítico guerrero Brandomil. Con esta referencia ficticia pretendía glorificar el pasado de Galicia tomando el mundo celta como elemento de prestigio y convirtiendo algunos nombres de lugares y parroquias de Costa da Morte, como Brandomil u Ogas, en héroes míticos de la prehistoria.
Pero el Arca también es un imponente dolmen, uno de los más grandes de Galicia, construido con enormes losas de gneis, algunas de más de seis toneladas, traídas desde una distancia de más de un kilómetro y medio, ya que este tipo de piedra no existe en la zona inmediata.
Por otro lado, el megalito conserva bastante bien su dolmen y el volumen del túmulo de tierra que habría estado cubierto por una coraza de piedra con cuarzos visibles a distancia. En el interior de la cámara y del corredor hay restos de pintura prehistórica negra y roja en tres de sus losas y una cruz, probablemente moderna, grabada en la cubierta.
Este dolmen depara más sorpresas, y es que el corredor está cubierto por dos tapas, en lugar de una. Parece que la piedra original, con rugosidades onduladas, se partió por la mitad en algún momento de su uso y se decidió colocar una nueva tapa encima en lugar de retirar la quebrada. ¿Un remiendo, o realmente la piedra original no se podía retirar por su importancia simbólica?