Zas es tierra de construcciones palaciegas, como lo atesoran los numerosos palacios, entre los que se encuentra el primer palacio de Galicia, las Torres do Allo. Junto con los palacios de Romelle, Follente y las Edreiras forman el recorrido de los palacios.
El municipio de Zas está atravesado por varios ríos que forman numerosos saltos de agua y en los que se encuentran numerosos molinos. Para descubrir esta riqueza, en la parroquia de Gándara se diseñó la ruta PR-G250 Ruta da Auga de Zas.
La tradición literaria sitúa en Zas, según la obra de Eduardo Pondal, la tumba del valiente Brandomil, un guerrero celta. Este sepulcro no sería otro que el dolmen de Arca da Piosa, uno de los dólmenes más monumentales y mejor conservados de Galicia.
Brandomil es un auténtico museo al aire libre, porque la localidad está repleta de restos romanos que se pueden contemplar a simple vista paseando por ella: basas, capiteles, fustes de columnas, altares, estelas funerarias y otros restos romanos. No podemos olvidar el Puente Viejo de Brandomil, la carretera que pasa al lado y el yacimiento arqueológico de Pedra do Altar. Son muchas las excavaciones que se han realizado en los últimos años y en las que han aparecido grandes cantidades de material, cerámica sigillata, monedas, etc.
Zas siempre ha sido tierra de tradiciones, podemos destacar los tradicionales bocadillos de Santa Margarida con más de 400 años de historia, el de San Roque do Monte, cuya cofradía se creó en 1565 o el desaparecido San Pedro do Allo. Todos ellos tienen en común la ubicación cercana de una fuente de agua milagrosa. Pero si hablamos de fiestas no podemos dejar de nombrar la Carballeira de Zas y la Carballeira de Baio. La primera, declarada de Interés Turístico de Galicia, es una fiesta folclórica a la que acuden cada año miles de personas. El otro, reúne año tras año a amigos y vecinos en un entorno natural formado por alrededor de 300 robles, declarado Formación Senlleira.
Cabe mencionar también que, en Zas, se encuentra el mirador del Pico de Meda, que con 566 metros de altitud es el punto más alto de la comarca y desde el que podemos observar todo el valle de Soneira y el horizonte más allá de las islas Sisargas hasta el Monte Pindó. No podemos olvidar que desde aquí tenemos, cada tarde, preciosos atardeceres.