Los cruceiros son uno de los elementos más típicos del paisaje gallego. Cruces de piedra que santifican el lugar donde se encuentran, comúnmente atrios de iglesias, cementerios o caminos señalando el límite de parroquias o ayuntamientos. Son objetos sagrados, no sólo monumentos, que se erigían a causa devocional, rogativa o de ofrenda por personas que pretendían ganar el favor y la protección divina para su parroquia o para sí mismos. En la actualidad su simbología religiosa se está perdiendo y se colocan de forma puramente decorativa.
Constan de varias partes perfectamente diferenciadas: la basamenta, plataforma formada por varias gradas y un pedestal sobre la que se apoya la columna, varal o fuste y sobre este el capitel, que puede presentar motivos decorativos muy diversos y, como elemento fundamental, la cruz. Es en esta parte donde encontramos la representación del Descendimiento o Desenclavo de Cristo en cinco cruceiros. Cuatro en la provincia de La Coruña, todos ellos cercanos a la localidad de Noya, y un quinto, el más famoso, en la provincia de Pontevedra. Los vamos a ir viendo desplazándonos de norte a sur de Galicia